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Síntomas de la infección por Coronavirus

Síntomas de la infección por Coronavirus

Los signos más evidentes y aquellos que se desarrollan de forma silenciosa.

En este artículo intentaremos describir los síntomas más comunes de esta infección viral, aclarando que se trata de una patología que no guarda relación con ninguna enfermedad pulmonar que hayamos visto antes. Su mecanismo fisiopatológico comenzó a ser investigado hace sólo cinco meses y aún está lejos de haber sido completado. También se desconoce cómo va a ser su evolución.

Cuando un organismo recibe una carga viral y se infecta se inicia un período que llamamos de incubación del virus. En el caso que nos ocupa puede mantenerse hasta de dos semanas y luego pueden -o quizás no- iniciarse los síntomas. Los más comunes son fiebre de más de 38º a la que acompañan tos seca (que parece provenir de molestias en el pecho) y sensación de cansancio o abatimiento. Otro de los síntomas son dolor de garganta, congestión nasal con secreción acuosa, dolores difusos y diarrea. Se ha observado recientemente que esta virosis es capaz de provocar temblores, escalofríos, dolores de cabeza y musculares y pérdida brusca del sentido del gusto (ageusia) y del olfato (anosmia).

El deterioro olfativo es precoz, aparece en la etapa de incubación y habitualmente no es percibido por el paciente. La falta de olfato se investiga con un simple test que ayuda a conocer con buena probabilidad si el coronavirus ha invadido al nervio olfatorio. Consiste en hacer oler un algodón empapado con vinagre de manzana. En ausencia de resfrío o enfermedad nasal el individuo no debe percibir ningún olor, por lo que se deduce que el virus ha invadido al nervio olfatorio. “No todos los positivos con Covid-19 son anósmicos, pero todos los anósmicos son positivos de Covid-19”, señaló el Consejo Nacional Profesional de los Otorrinolaringólogos de Paris, quienes recomendaron que, de encontrarse este único signo y aunque el paciente no presente afecciones graves, debe ser aislado y vigilado a distancia a fin de verificar que no se deteriore su estadom, ya que los individuos sin síntomas pero infectados con este coronavirus contagian durante la fase de incubación. Son los llamados portadores sanos.

El número y la intensidad de estos síntomas son variables según las personas por lo que su evaluación es diferente. En los individuos de más de sesenta años las pautas de seguimiento deben ser más exhaustivas, sobre todo si se agregan la sensación de falta de aire, dificultad al respirar, opresión torácica o si los labios adquieren un color azulado. Según un estudio con 56.000 pacientes, el 80% de los contagiados desarrolla síntomas leves (fiebre, tos, dolor de garganta, opresión pectoral, etc.) y es esperable que se recuperen sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Lo preocupante es queun 14% agrega síntomas graves (falta de aire y dificultad para respirar) y el 6% restante tendrá sindromes complejos con insuficiencia respiratoria, shock séptico, fallo multiorgánico y riesgo de muerte.

Las personas mayores y las que padecen afecciones preexistentes, tales como hipertensión arterial, problemas cardíacos, diabetes, sobrepeso, inmunodepresión o bien son adictas al tabaco, marihuana o al vapeo, tienen más probabilidades de desarrollar la variante grave de esta enfermedad.

DISMINUCIÓN DE LA SATURACIÓN DE OXIGENO EN SANGRE

De manera inesperada se descubrió una grave alteración respiratoria de la cual el paciente no se percata. Aunque sus radiografías de tórax mostraran una neumonía difusa y sus niveles de oxígeno en sangre estuviesen muy por debajo de lo normal, el paciente manifiesta no tener problemas para respirar. Esta discordancia es difícil de detectar. Normalmente, la sangre que ya circuló por los pulmones está saturada de oxígeno en un 94/98 por ciento, cifras que el organismo mantiene con gran firmeza. Los pacientes con neumonía por coronavirus pueden tener saturaciones de oxígeno mucho más bajas y a veces tan sólo del 50-60 por ciento.

Los clásicos signos del bajo nivel de oxígeno, como la sensación angustiante de falta de aire, respiración acelerada, palpitaciones, irritación, mareos, etc. no están presentes y son substituidos por una cuadro clínicamente silencioso que oculta la grave situación. El organismo trata de compensar el bajo nivel de oxígeno en su sangre desarrollando una respiración más rápida y más profunda, lo cual sucede sin que el paciente se dé cuenta. La disminución de la saturación del oxígeno en sangre puede ser detectada mediante un oxímetro (o saturómetro) de pulso cuyo modelo hogareño funciona colocado en forma de pinza en un dedo de la mano. Constituye un sistema de alerta temprana para detectar los problemas respiratorios asociados a la neumonía por coronavirus.

Queda mucho por saber acerca de la interacción entre el virus y el ser humano. Desafortunadamente, las curas milagrosas se han difundido y han logrado captar la atención de algunas personas. Así, se ha aconsejado tomar cloro diluido, comer ajo o proceder a la destrucción de cinco torres de redes de telefonía 5G para “luchar” contra el virus como sucedió en Birmingham, Gran Bretaña. Las probadas medidas de autoprotección, como el aislamiento domiciliario o el lavado de manos, han sido expuestas en todos los medios y no deben ser desestimadas.

Téngase en cuenta que aún no sabemos si los enfermos que curaron siguen contagiando, si una vez curados los anticuerpos que generaron los protegen de una nueva infección y no tenemos, actualmente, un medicamento que inhiba el virus ni vacuna que nos proteja. En pocas palabras: por ahora estamos expuestos permanentemente.

Nota por Miguel Angel Mancino | Neumonólogo y Alergólogo del Sanatorio Parque (Mat. 4655)

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