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Detección temprana y atención a la Hipoacusia

Detección temprana y atención a la Hipoacusia

La hipoacusia debería detectarse antes de los 3 meses de edad, comenzando el tratamiento antes de los 6 meses para prevenir secuelas de déficit auditivo.

La pérdida auditiva o hipoacusia es la capacidad disminuida de detectar, reconocer, discriminar y/o comprender la información auditiva, dado que la capacidad de oír sonidos es fundamental para el desarrollo del lenguaje hablado. La audición, junto con el resto de los sentidos permite el establecimiento de relaciones sociales y con el entorno. Es uno de los principales procesos fisiológicos que posibilita a los niños el aprendizaje, siendo de suma importancia para el desarrollo del lenguaje y del pensamiento.

El momento de aparición de la hipoacusia y la detección precoz son fundamentales para el pronóstico y la calidad de vida del niño. La identificación temprana y la intervención adecuada se asocian para un mejor desarrollo general del mismo.

Actualmente rige la Ley 25415 sobre el “Programa de Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia”, estipula el derecho a que en todo niño recién nacido se estudie tempranamente su capacidad auditiva y se le brinde tratamiento en caso de ser necesario, de forma oportuna, incluyendo la detección y tratamiento de la hipoacusia.

La hipoacusia en recién nacidos debería detectarse idealmente antes de los 3 meses de edad y comenzar el tratamiento antes de los 6 meses para prevenir las secuelas de déficit auditivo. El examen de screening audiológico incluye una prueba de OEA (OTOEMISIONES ACUSTICAS).
Las OEA evalúan la función de las células ciliadas externas del órgano de Corti, ubicadas en el oído interno, en respuesta a un estímulo acústico especifico introducido en el oído. Por lo tanto, vamos a tener información del funcionamiento coclear. Para realizar la prueba se requiere de un equipo computarizado. Se introduce un tips en el conducto auditivo externo del niño; el dispositivo automáticamente envía un estímulo acústico, detecta y registra si hay respuesta o no en la cóclea, sin alterar al niño. Se puede realizar con el bebé o el niño despierto.

La respuesta es bimodal “Pasa” o “No Pasa”, y se detallan los controles periódicos a seguir y las evaluaciones necesarias de acuerdo a los resultados.

SEGUIMIENTO AUDITIVO

Cabe destacar que el screening auditivo por sí solo no asegura el diagnóstico precoz de la hipoacusia, sino que es sólo un disparador de una situación que luego hay que contener o sostener. El seguimiento llevará a la posibilidad de cuantificar y calificar el déficit auditivo mediante una batería de pruebas subjetivas y objetivas que van a establecer, con la mayor precisión posible, el diagnóstico topográfico de la lesión auditiva. Además, van a determinar una intervención adecuada y permitirán implementar las medidas habilitadoras más convenientes para orientar el proceso de maduración en un niño con hipoacusia.

Causas y consecuencias

Una pérdida auditiva puede ocurrir en cualquier momento de la vida de un niño como consecuencias de enfermedades, traumas físicos o factores ambientales o genéticos. Las investigaciones sugieren que la incidencia de pérdida auditiva se duplica entre el nacimiento y cuando llegan a la edad escolar cerca de los 3 años. Por lo tanto, es importante identificar las alteraciones auditivas, definirlas y tratarlas antes de que termine el periodo de aprendizaje del lenguaje, con el fin de promover el óptimo desarrollo de las habilidades de comunicación.

La gravedad de la hipoacusia se ve influenciada por la edad de instauración y por su intensidad. La hipoacusia temprana representa un cuadro grave que puede conducir a una falta de lenguaje oral, problemas de comportamiento, falta de desarrollo intelectual y de integración social.

La única forma confiable de evaluar la audición es con exámenes auditivos , que deben hacerse todos los años.


Ana Elisa Falistocco - Lic. en Fonoaudiología. Especialista en Audiología. GO Oftalmología

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